El territorio de menos de un kilómetro de largo ha sido designado oficialmente como área protegida por el gobierno del país, lo que garantiza que se preserve para la posteridad su condición de lugar de anidación para aves migratorias y hogar de especies que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra.

La Reserva del Ecosistema Redonda, que también abarca praderas de pastos marinos circundantes y un arrecife de coral, se extiende por unas colosales 30.000 hectáreas.

Corrigiendo los errores del pasado

Pero Redonda no siempre fue así. Las ratas negras invasoras que se alimentaban de reptiles y comían huevos de pájaros, junto con las cabras introducidas por los primeros colonos devastaron su vegetación y dejaron a la isla con el aspecto de un paisaje lunar árido.

Un ambicioso proyecto lanzado en 2016 para reubicar a las cabras y erradicar las ratas hizo que la vegetación volviera, trayendo consigo un aumento exponencial de especies nativas.

El trabajo fue dirigido por la ONG local, Environmental Awareness Group (EAG), en cooperación con el gobierno y socios extranjeros, incluido Fauna and Flora International (FFI).

El director ejecutivo del EAG, Arica Hill, definió el nuevo estatus de la zona como una "gran victoria para los habitantes de Antigua y Barbuda".

"Esta es el área marina protegida más grande del Caribe Oriental y muestra el increíble trabajo que los conservacionistas y ambientalistas pueden hacer", dijo a la BBC.

"Lo que es aún más significativo es que el gobierno también ha confiado en nosotros para gestionarlo legalmente", agregó.

"Alcanzar nuestro objetivo '30x30' le dice al resto del mundo que esto es posible. Aunque no generamos la mayor cantidad de emisiones, estamos entre los más afectados y seguimos siendo los que cumplimos nuestros objetivos antes de tiempo", continuó Challenger.

"Estamos poniendo nuestro dinero en lo que decimos. Espero que esto sea una inspiración para otros países: si la pequeña Antigua y Barbuda puede hacerlo, otros también pueden", agregó.

La activista Bradshaw considera que Antigua y Barbuda ha demostrado a los escépticos que sí se puede salvar al planeta.

Derribando mitos

"Cuando piensas en conservación, piensas en cosas que suceden en América o Europa, no en una pequeña isla del Caribe. Ahora que estamos a la vanguardia de la conservación internacional, podemos cambiar esa narrativa y mostrar a las generaciones más jóvenes que personas como yo pueden hacer esto", señaló.
Bradshaw está ansiosa por demostrar que el estatus de protección no existirá sólo "en el papel", sino "también en la realidad".

Los alrededores de la pequeña isla caribeña también han sido declarados como área protegida, para así preservar su riqueza natural.

Al igual que sus compatriotas, es muy consciente de las condiciones climáticas sin precedentes que enfrenta el país. Hace seis años, Barbuda fue devastada por el huracán Irma y el calentamiento de los mares sigue planteando una amenaza existencial para las islas de toda la región.

"Se oye hablar del cambio climático, del aumento de las temperaturas y de tormentas más fuertes, pero nosotros ya lo estamos sintiendo. Este verano ha sido horrible, ha hecho mucho calor", añadió.

"Pero si todos ponemos de nuestra parte, juntos podemos marcar la diferencia"